En el plano medieval, Berlanga experimentó un crecimiento significativo a partir de los siglos XI y XII, cuando la localidad se consolidó como cabeza de una Comunidad de Villa y Tierra. Para proteger este nuevo núcleo urbano, se construyó la Cerca Vieja, una muralla de piedra de mampostería reforzada con cubos y torrecillas semielípticas, que rodeaba el cerro del castillo. Este sistema defensivo no solo protegía el primitivo asentamiento medieval, sino que también simbolizaba la creciente importancia de Berlanga como centro político y administrativo. Sin embargo, con el tiempo, la villa vieja fue quedando desocupada, y la población se trasladó a la llanura a los pies del cerro, donde se erigió una nueva zona habitada.

 

Para rodear esta nueva zona poblada, se levantó una segunda muralla, conocida como la Cerca Nueva, durante el siglo XIV. Esta muralla, de mayor extensión que la anterior, estaba construida en tapial de tierra enfoscada y asentada sobre un zócalo de piedra de mampostería. Aunque apenas quedan restos de ella, se sabe que regulaba el acceso de personas y mercancías al interior de la villa a través de varias puertas, siendo la más destacada la Puerta de Aguilera, uno de los cinco puntos de acceso que permitía la entrada a la población. Esta puerta fue una de las principales, no solo por su función de acceso, sino también por su relevancia histórica y arquitectónica.

 

La puerta de Aguilera se construyó en piedra de sillería y se distingue por sus dos partes bien diferenciadas. La parte inferior, que presenta un arco ojival, data del siglo XIV, mientras que la parte superior fue reformada en el siglo XVI, cuando se le añadieron almenas. En esta última, se encuentran un escudo picado y una concha, elementos que podrían estar relacionados con el Camino de Santiago, ya que la villa se encontraba en una ruta calatrava hacia Santiago. La concha, en particular, es un símbolo frecuente del peregrinaje, y su inclusión en la puerta de Aguilera sugiere una posible conexión de Berlanga con este importante itinerario religioso.

 

Este conjunto de elementos históricos, que incluyen los restos romanos, las murallas medievales y, sobre todo, la emblemática puerta de Aguilera, convierte a Berlanga de Duero en un lugar de gran interés cultural y turístico. La puerta de Aguilera, además de ser un punto de acceso, simboliza la evolución de la villa desde sus orígenes romanos hasta su consolidación medieval como un centro importante en la región, vinculado tanto a las rutas comerciales como a las peregrinaciones del Camino de Santiago. La fusión de estos diversos elementos arquitectónicos y culturales subraya la importancia histórica de Berlanga como un enclave esencial en la Castilla medieval.


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