ELa Colegiata de Santa María del Mercado es una de las joyas arquitectónicas más destacadas de la península ibérica, con un valor histórico, artístico y simbólico que la posiciona como un emblema del patrimonio español. Francisco Sabatini, célebre arquitecto del siglo XVIII, al contemplarla, afirmó que era "digna de la capital de un reino", un elogio que subraya la monumentalidad y majestuosidad de esta obra. Desde 1931, la colegiata ostenta el título de Monumento Nacional, un reconocimiento a su relevancia y singularidad.
Se trata de una iglesia de tres naves de altura similar, con una cabecera centralizada y tres tramos de capillas más bajas entre contrafuertes. En general, las formas son sobrias, de traza renacentista, sin embargo las bóvedas de crucería corresponden al gótico, con un diseño de cuatrifolios. Por tanto, se podría enmarcar en un momento de transición del estilo tardogótico al renacentista.
Arquitectura y diseño
El templo, de planta de salón, se caracteriza por su arquitectura sobria y majestuosa. Su diseño eleva el espacio de manera cautivadora, creando un juego de luces y sombras que esculpe un ambiente mágico, digno de las grandes obras de arte que alberga. La construcción comenzó en 1526, promovida por María de Tovar y su esposo Íñigo Fernández de Velasco, quienes derribaron diez iglesias medievales para edificar este monumental templo. Su intención era construir un espacio con capacidad suficiente para toda la población de la villa y, al mismo tiempo, establecer un panteón para el linaje de los Tovar.
En 1516, solicitaron al papa León X una bula papal que les permitiera liberarse del control de los estamentos eclesiásticos intermedios. Así, crearon una iglesia de patronato privado, cuya construcción comenzó en 1522. No obstante, no lograron plenamente su propósito, ya que en 1560, tan solo 34 años después de su consagración, se vieron obligados a construir el coro, transformando el diseño inicial.
El Lagarto de Fray Tomás
Lo primero que vemos nada más entrar en el edificio, colgado de la pared, es el espectacular caimán negro que Fray Tomás trajo de las Islas Galápagos en su regreso a Berlanga, conocido popularmente en la villa como “el lagarto”. Este animal, tan exótico y raro en tierras castellanas, debió impresionar profundamente a los berlangueses, por eso, cuando murió, decidieron disecarlo y colgarlo de una de las paredes de la colegiata, como prueba irrefutable de la existencia de un animal tan peculiar.
Retablo Mayor y Coro
Cubriendo todo el espacio del ábside de la Capilla mayor, se encuentra el monumental retablo barroco de estilo churrigueresco realizado en 1714. Elaborado en madera desnuda sin ningún cubrimiento y compuesto por cuatro columnas salomónicas de gran tamaño (cada una labrada en un solo tronco), con una decoración vegetal de racimos de uvas. Entre las columnas se encuentran dos grandes estatuas, San Andrés Apóstol y San Bernardino de Sena, y en el centro del retablo un gran cuadro de “La Asunción de La Virgen”, obra de Antonio Palomino. En el centro del altar del Presbiterio se encuentra un baldaquino dorado barroco, con la talla románico-gótica de la Virgen del Mercado, patrona de Berlanga, realizada en madera policromada.
El coro, obra de Valderrama y Vandoma, tallado en madera de nogal, es una maravilla artística con representaciones en alto y bajorrelieve que reflejan tanto la heráldica de los Tovar y Velasco como influencias culturales de ultramar, uniendo la tradición hispánica con el exotismo de tierras lejanas. Este espacio se complementa con un órgano barroco de magnífica trompetería, construido por Mateo de Ávila en 1634 y renovado en 1774.
Capillas principales
1. Capilla de los Brizuela o de San Andrés: Fue fundada por la familia Brizuela y está presidida por un retablo de estilo barroco, de madera desnuda, con tres lienzos de San Andrés, San Juan Bautista y Santa Lucía. Obra también de Antonio Palomino.
2. Capilla de Santa Ana: Aloja un retablo gótico flamenco del siglo XV, donado por Pedro González de Aguilera, arcipreste de la villa. Durante la Semana Santa, este retablo era cubierto con una sarga que aún se conserva.
3. Capilla de los Bravo de Laguna: Situada a la izquierda de la Capilla Mayor, consta de un sepulcro doble y un gran retablo gótico. La capilla fue fundada en 1516 y aquí se encuentra enterrado Juan Ortega Bravo de Laguna, obispo de Ciudad Rodrigo, Covadonga y Coria, junto a su hermano gemelo, Gonzalo Bravo de Laguna, alcalde de Atienza. El sepulcro, fechado en la primera mitad del siglo XVI y de estilo gótico tardío, se encuentra situado en el centro de la capilla y está rodeado por una verja de hierro. Realizado en alabastro, tiene forma rectangular y está decorado con las figuras yacentes de sus moradores y una serie de escudos y laudas en la parte inferior.
4. Capilla de Fray Tomás o de “Los Cristos”: Llamada así por su fundador Fray Tomás de Berlanga, quien se encuentra enterrado en un sepulcro en el suelo de la capilla, y por la presencia de dos figuras de Cristos, uno en la cruz (de mediados del siglo XVI) y otro en un sepulcro (de la escuela de Gregorio Fernández). También en la capilla hay dos pequeñas estatuas, probablemente una de ellas representa a Fray Tomás.
La Colegiata de Santa María del Mercado no solo es un lugar de culto, sino también un símbolo de la historia, el arte y la evolución social y cultural de la nobleza española. Su grandiosidad, la calidad de sus obras y su contexto histórico la convierten en un patrimonio imprescindible para comprender la riqueza cultural de España.