En la plaza de San Andrés, en pleno centro de la villa, se alza la colegiata, un grandioso edificio que contrasta por su altura y monumentalidad respecto al resto de la población.

 

         La obra de la Colegiata fue dirigida por uno de los arquitectos más importantes de la época, Juan de Rasines, y se comenzó a construir en la primera mitad del siglo XVI bajo el patrocinio de los señores de Berlanga: María de Tovar e Íñigo Fernández de Velasco. Sin embargo, un siglo después todavía no se había culminado, por lo que finalmente quedó inconclusa, ya que no se construyeron ni el claustro ni una de las torres. Los motivos de la construcción de este edificio respondían a una clara intención propagandística y de exaltación del linaje promotor de las obras —buen ejemplo de esta intención lo encontramos sobre la puerta de entrada a la Colegiata, donde se encuentra el escudo de armas de los Tovar y de los Velasco—, estrechamente vinculado al cambio de mentalidad y de modos de vida que la nobleza estaba experimentando a comienzos de la Edad Moderna. Tras el derribo de las diez iglesias románicas que había en la villa, los señores de Berlanga dieron comienzo a la construcción de la colegiata en 1526, una obra que formaba parte de un proyecto arquitectónico más amplio que incluía la construcción de otros edificios (el palacio y la fortaleza artillera) y que tenía como finalidad la transformación urbana de la villa de Berlanga en una auténtica villa renacentista y de representación ducal.

        

Se trata de una iglesia de tres naves de altura similar, con una cabecera centralizada y tres tramos de capillas más bajas entre contrafuertes. En general, las formas son sobrias, de traza renacentista, sin embargo las bóvedas de crucería corresponden al gótico, con un diseño de cuatrifolios. Por tanto, se podría enmarcar en un momento de transición del estilo tardogótico al renacentista.

 

LAGARTO DE FRAY TOMÁS

         Lo primero que vemos nada más entrar en el edificio, colgado de la pared, es el espectacular caimán negro que Fray Tomás trajo de las Islas Galápagos en su regreso a Berlanga, conocido popularmente en la villa como “el lagarto”. Este animal, tan exótico y raro en tierras castellanas, debió impresionar profundamente a los berlangueses, por eso, cuando murió, decidieron disecarlo y colgarlo de una de las paredes de la colegiata, como prueba irrefutable de la existencia de un animal tan peculiar.

 

RETABLO MAYOR

         Cubriendo todo el espacio del ábside de la Capilla mayor, se encuentra el monumental retablo barroco de estilo churrigueresco realizado en 1714. Elaborado en madera desnuda sin ningún cubrimiento y compuesto por cuatro columnas salomónicas de gran tamaño (cada una labrada en un solo tronco), con una decoración vegetal de racimos de uvas. Entre las columnas se encuentran dos grandes estatuas, San Andrés Apóstol y San Bernardino de Sena, y en el centro del retablo un gran cuadro de “La Asunción de La Virgen”, obra de Antonio Palomino. En el centro del altar del Presbiterio se encuentra un baldaquino dorado barroco, con la talla románico-gótica de la Virgen del Mercado, patrona de Berlanga, realizada en madera policromada.

 

CAPILLA DE LOS BRAVO DE LAGUNA

         Situada a la izquierda de la Capilla Mayor, consta de un sepulcro doble y un gran retablo gótico. La capilla fue fundada en 1516 y aquí se encuentra enterrado Juan Ortega Bravo de Laguna, obispo de Ciudad Rodrigo, Covadonga y Coria, junto a su hermano gemelo, Gonzalo Bravo de Laguna, alcalde de Atienza.

         El sepulcro, fechado en la primera mitad del siglo XVI y de estilo gótico tardío, se encuentra situado en el centro de la capilla y está rodeado por una verja de hierro. Realizado en alabastro, tiene forma rectangular y está decorado con las figuras yacentes de sus moradores y una serie de escudos y laudas en la parte inferior.

 

CAPILLA DE FRAY TOMÁS O DE “LOS CRISTOS”

         Llamada así por su fundador Fray Tomás de Berlanga, quien se encuentra enterrado en un sepulcro en el suelo de la capilla, y por la presencia de dos figuras de Cristos, uno en la cruz (de mediados del siglo XVI) y otro en un sepulcro (de la escuela de Gregorio Fernández). También en la capilla hay dos pequeñas estatuas, probablemente una de ellas representa a Fray Tomás.

 

CAPILLA DE SAN ANDRÉS

         Fue fundada por la familia Brizuela y está presidida por un retablo de estilo barroco, de madera desnuda, con tres lienzos de San Andrés, San Juan Bautista y Santa Lucía. Obra también de Antonio Palomino.

 

CAPILLA DE SANTA ANA

         Toma su nombre del retablo gótico flamenco del siglo XV, el cual fue trasladado de una de las iglesias medievales que había en la villa. Fue donado por Pedro González de Aguilera, arcipreste de esta villa.

EL ÓRGANO

         Fue construido por Mateo de Ávila en 1634 y reformado casi en su totalidad en 1774 por Tomás Sánchez y Fermín Userralde.

 

EL CORO

         Se encuentra abierto al crucero, apoyado en las cuatro columnas centrales, y está hecho en madera de nogal. Fue realizado en el último tercio del siglo XVI y es obra de Martín de Vandoma y Vicente Marcos Valderrama.


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